lunes, 7 de octubre de 2019

Penélope


Hola, Penélope.

Debes de tener mil preguntas. Quizás tanta como yo en estos momentos. Pero deja y me presento: soy papá.

Sí, soy yo. Solo que algunos años antes de ti. Tengo 23 años, y aún no he visto tus ojitos. Pero mamá ora por ti, así que decidí hacerlo yo también. Pero antes, quiero contarte un par de cositas.

Te soy sincero: no conozco a ninguna niña con tu  nombre. No sé si te agrade, o si lo odies. Pero yo lo amo. Al leerlo pienso en el amor sincero que solo existe en épicas griegas y cantares de Gesta. Me hace soñar con cosas imposibles, como el de tenerte un día en nuestros brazos.

Eres una epopeya, y un día me tomaré el tiempo de explicarte eso hasta que entiendas lo que significa.

Mamá odia su primer nombre, ¿sabías?  No entiendo por qué. Sinceramente, amo todo en ella. Pienso en su nombre, su voz, su sonrisa, su letra, su manera de sonrojarse, y mi universo entero se detiene. El asunto es que espero que no seas así de odiar esas cosas en ti que te hacen especial y única, Penélope.

Te contaré algo: no sé nada sobre ser padre, ni sé cuántos años más faltan para conocerte. Pero si hay algo que es cierto es que he soñado contigo desde que tengo uso de razón. Mamá fue quien me convenció del tema de la adopción y helo aquí, ahora no dejo de pensarte.

Allá afuera hay un mundo hostil, querida. Reina la Ley del Talión, y el sálvese quien pueda. Gobierna una maquinaria atroz que quiere hacer de ti algo que nunca espero que seas. Debes ser fuerte.

La verdad es que la peor lucha la tendrás siempre contra ti misma… Ten cuidado de ti. El corazón es engañoso, y al final solo querrá causarte daño. Solo no lo escuches.

Daría mi vida por protegerte, lo sabes ¿no? Pero yo no podré pelear tus luchas. Sin embargo, me aseguraré de enseñarte a pelear.

Hey, mírame. No todo es feo, para nada es así. Hay mil cosas hermosas que vivirás y que pretendo compartir a tu lado. Las personas suelen ser crueles, pero te apañarás de un par de personitas que te robarán mil sonrisas y te serán más unidos que un hermano… Solo valóralos.

Podrás escoger entra la música, letras, ciencia, deporte… Tendrás el abanico abierto a toda tu disposición. Eso sí, antepón a Dios en tu vida en cada cosa.

Verás, todo en esta vida se resume en absurdos: afán absurdo, lágrimas absurdas, preguntas absurdas con  respuestas aún más absurdas. Y de todo lo que hagas, al final te queda solo el cansancio. Te lo digo con apenas 23 años encima jaja. Pero en sí, hay tres cosas, solo tres cosas, que hacen que todo este peregrinaje sea increíble: comer y beber, gozarte con aquellos que te aman, y temer a Dios.

Eso, querida, lo es todo.

Espero con mi alma que seas soñadora como tu padre, increíble como tu madre, y única como solo tú sabrás serlo.

Te amo tres millones, Penélope.

Hasta la luna y de regreso,
una y otra
y otra
vez.

domingo, 6 de octubre de 2019

Descarte


Descarte

Desde Hiroshima
hasta mis primeros
poemas.

Todo ha sido
siempre
lo mismo.

Misivas utópicas,
balística poética
y demás
sincretismos
permitidos
por la conjugación verbal.

Cogito,
cogito ergo sum.

Sueño,
luego existo.

Sueño,
luego existo,
luego existo,
y soy.

Blanco en mira.
Punto en la diana.
Miradas esquivas,
poemas suicidas:

siempre lo mismo.

Desde Hiroshima
y mis guerras.
Holocaustos masivos,
querellas,

querellas.
Siempre lo mismo:

Basura poética,

promesas de sueños.
Elogios a falsas musas.
Profetisas del descarte,

Basura.

Sueño,
sueño
y luego existo.

Sueño,
y por lo tanto
soy.

Hiroshima,
soy guerra.

Ardo por dentro.
Olvido.
Soy.
Soy...

Cogito,
cogito ergo sum.
Descarte.

Falsa musa,
misivas utópicas.
No lo mereces,
no lo mereces.

Descarte.

El tiempo dirá


viernes, 19 de abril de 2019

Grecia


Te creí musa;
graso error.

Te creí Gorgona,
pero no,
ni Erinia,
ni eso.

Funesta avecilla muerta, derribada a mis pies, sin alas.
No era tu aleteo lo que me inspiraba.
No era tu vuelo el que me sostenía.

No fuiste Caliope ni Penélope.
Ni Erinia o Gorgona;
no, ni a eso llegaste.

Fuiste chispa en mente de escribano,
fuiste pluma, pero no ave;
fuego y ceniza, pero nunca fénix;

no, ni a eso llegaste.

Fuiste 21 poemas y una canción desesperada,
que nunca escuchaste.

Sueños de vida,
pero no Grecia.

Nunca Grecia.

viernes, 1 de febrero de 2019

Arena y mar

Mi amor siempre ha sido como un castillito de arena.

Aquí va una parábola:

¿Te has detenido en la playa, alguna vez, a ver a esos niñitos que se esfuerzan como nadie por construir un castillito de arena?

Son la envidia de toda prole.

Sin siquiera sindicatos, ni con luchas ni boleros ni vals de los obreros, recolectan la arena y cargan las cubetas, cual si erigieran efigies en Egipto.

Con precisión hebrea, y fundamentos realmente comunistas.

Sus piecesillos corren de aquí para allá, por toda la playa, buscando la indumentaria necesaria para vestir de elegancia a su castillitos de arenas.

Hacen alianzas estratégicas.

Se visten de diplomacia para contratar Napoleones y Cleopatras que surtan y suplan de todo lo necesario:

Arena y mar.

Forjan barreras, cavan simas y cimentan las bases de torreones invencibles que hagan frente al terrible villano:

El salvaje vaivén de un mar insaciable.

Les veo cada día en la orilla... Siempre son niños diferentes, pero con la misma gallardía.

Entienden más de estrategia y comunismo que los mismísimos Lenin o Marx.

Siempre son niños diferentes, pero lo que nunca vuelvo a ver son sus castillitos de arena.

Era obvio que no resistirían contra la marea.

Era evidente que no podrían contra aquel ruin, sutil e insaciable villano.

Mi amor, mi amor siempre ha sido como un castillito de arena.

Construido con lo mejor que tengo:

Arena y mar.

Con precisión hebrea, y persistencia inconmovible.

Con gallardía casi comunista, y fundamentos bien sólidos.

Me visto de elegancia, y doy siempre, siempre, lo mejor de mi.

Pero ni las alianzas napoleónicas, ni la impenetrabilidad de mis defensas harán frente a las olas de otras mateas.

Sus amores son oleaje de marea. Y yo, un simple castillito...

Construido con lo mejor de mí:

Arena y mar.

Resignado a mi destino ante la persistencia de nuevas olas que han de disolver todo rastro de mi amor en tus arenas, y dibujarte así, con nueva espuma en sus oleajes...

Dejándome a mi
nuevamente
sólo
con mi arena
y mar.

lunes, 21 de enero de 2019

Punto y coma


No me amas.
No, no me amas.

No,
miseria estética.
Así nos recuerdo.

No,
no me amas.

¡Barrabás! ¡Barrabás!

No.
No, no me amas.

Punto y coma; reescribe.

Fuimos
una historia
 repleta de puntos
y coma.

Pausas innecesarias.
Sincretismo poético,
innecesario.

Basura.

No, no me amas.

Reescribe.
Miseria estética,
así nos recuerdo.

El embelecido amante
versus la diva
 fortuita
 ruin.

No.
No me amas.

Preferías a Barrabas.
Puntos y comas
innecesarios.
Pausas poéticas;
basura.

Miseria estética.

Nada que ver
Neruda y mis letras,
la esencia del amor
y mi mísera estética

de prosas
sin fundamentos,
musa o lector.

Capitalismo poético,
nada que ver...

No, no me amas.

No eres diana.
No eres diana.

Ni mis letras
flechas
para ti.

Simplemente
capitalismo poético,
miseria estética.

Verseo incesante,
masculleo tolerante.
Métrica,
métrica,
métrica...

Barrabás.
Nunca fui mejor
que Barrabas.

Sólo métrica,
verseo incesante,
balbuceo tolerante.
Miseria estética...

Punto y coma; reescribe.

No, no me amas.

martes, 8 de enero de 2019

Síntomas

No lo sé,

para mi siempre se siente
tan real.

La sintomatología es casi siempre muy parecida:
Sensación se ahogo,
Inseguridad,
Pérdida del control.

Es un cuadro que vence a la amnesia:
Me hace recordar mejor que nadie.
Todos los engaños,
los dramas y el caos personal.

No lo sé,
pero se siente muy real.

Como si espuma sónica invadiera mi garganta,
por más y más que intento,
el grito sale ahogado.

Y luego lo de la lengua.

Inútil miembro, tan inepto.
Se me enreda entre la espuma y nunca describe bien lo que siento.
Lo que pienso...

Esa sensación
de inutilidad,
de incapacidad,
de insuficiencia

Es casi siempre
tan
real.

No pido que me creas.
Hay veces en que ni yo me creo,
y no entiendo de mis cuestiones y pensamientos suicidas.
Y no acepto el asunto de las voces.

No. No son esas homicidas de película.
Son más bien un susurro...
Que me recuerdan:
"Ella estaría mejor sin ti".
"Ellos la pasarían mejor sin ti".

Todos progresarían
tanto
tanto
siempre,
mejor
sin mí.

Y no lo sé,
para mi siempre se siente
tan real.

La sintomatología es casi,
casi casi, siempre la misma:

Pierdo el control.
El grito se ahoga.
Y todos a mi alrededor parecen mejor
sin mí.

No lo sé,
pero para mi siempre se siente
tan real.

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