miércoles, 17 de mayo de 2017

Pero no ha empezado la guerra.








Las ollas suenan, es estridente, pero no ha empezado la guerra.
La lucha en el corazón de un pueblo polarizado,
Entre los que están hartos, y los que ni se han enterado.

Los de arriba bufan, los verdes ríen, mientras los osados se ahogan.

¡No te oyen! Dijo la niña, a su madre que gritaba.
El joven se despide, pues su causa ya está izada.

En las plazas unos contemplan, otros pasean, otros se besan.

¿La lucha existe? Se pregunta el joven poeta.
Y si existe, ¿cuál esperanza se persigue?

¡Lucha sin causa persiste, pero sin esperanza no avanza!
O eso diría un sabio, si existiera en este tiempo.

Pero, ¿cuál esperanza habrá en la madre que a sus hijos perdió?

La bandera se iza en lo Alto, porque allí debe mirar el pueblo.
La esperanza no es el hombre corruptible, ni su causa, la cual es vana.

Mas bien he de mirar al que Juzga todo por la Palabra.

¡Clama a mí! Grita lo Alto, a la madre que se quedó sin garganta.
¡Busca aquí! Dice al joven agotado por las balas.
¡Héme aquí! Dice el poeta, en busca de la esperanza.







1 comentario:

  1. ¡Lucha sin causa persiste, pero sin esperanza no avanza!
    Yo tengo esperanza, tengo fe y tengo ira... Necesario es vencer.

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