lunes, 26 de junio de 2017

Oda al Desvergonzado






No sabría impresionarte por más que me esforzase.
Podría imitar al gran Eloy, plasmar las metafóricas analogías del Gato Verde,
Representarme como un Hijo del Infinito, sentarme y recitarle.

Tal vez podría hacer una Oración del Sábado,
Acostarme en el suelo y retratarte al borde del tejado;
Imitar a Poe, recrear a Twain, o simplemente recitar una Oda al Desvergonzado.

Al desvergonzado grito de euforia al enterarte que sería un niño.
Al desvergonzado gesto de gozo y festejo en el recinto clínico.
Nadie podría culparte, juzgarte o mal ponerte: 
Era este tu gozo cumplido.

Al paso de los años entendí con claridad que, si bien yo no te hice padre,
Mucho te esforzaste en hacerme hombre.
En los desacuerdos, en los gestos, en el amor, en el consejo: 
En cada lucha que afrontaste.



Apreciador de las ciencias, que las abrazas, que las amas;
Les conoces, y no descansas si no las entrañas.
Poeta, literato; esgrimista de las páginas.

Vendedor desvergonzado,
Que encuentras el más alto placer en brindar el consejo adecuado,
Siempre el justo y necesario.



"¡Los buenos somos mayoría!"
Grita tu alma, desgarrada en tu causa;
En aquella inamovible guerra ya ganada:

Cual prosa, cual oda.


Valiente y sin vergüenza,
Como pocos, como ninguno.
Ejemplo digno de hombre (y padre) en esta Venezuela.

Sentado al borde de tu río piedra,
Al resguardo de tus luchas.
Admirador del pasado, y sin embargo:
Visionario, cofre de las mejores letras.

Pequeños pies siguen tus pasos:
La hermosa Doncella, el Valiente y Letrado,
El Poeta, y los (ya no tan pequeños) Grandes Genios.




Diriges este barco. Desde lo cerca, desde lo lejos.
Escribes tu mejor historia, en tu diario, con tu ejemplo.



Eres de nosotros 
El mejor de los desvergonzados.


1 comentario:

Hey, there!

Populares