Este poema no es para nadie que no haya amado nunca antes a alguien.
Así como el petricor no es para nadie que no sepa aceptar la lluvia, salir afuera y apreciar el paisaje.
Hoy. Aquí. En este lugar, a esta hora.
No me importan ni la rima, ni las formas, ni la prosa.
No me importan ni la rima, ni las formas, ni la prosa.
No me importa nada que no tenga que ver con el sonido de las gotas, y este aroma.
Petricor es un aviso, un comienzo.
Es un grito, un respiro. ¿Y, para mí? Es un alivio.
Es un grito, un respiro. ¿Y, para mí? Es un alivio.
Es esperanza en medio de la cruel hojarasca que dejaste en tu despreciable olvido.
Petricor es un SÍ a los sueños caídos.
Es un "NO ME IMPORTA NADA" frente a ti, y todas tus promesas ya raídas (o roídas).
Es un "¡DEJA YA!" ante la hipocresía de tu tacto.
Es un nuevo comienzo en donde yo dirijo este barco.
Es un poema en donde el poeta ya murió, y la prosa danza en un sinfín de opciones.
Es mirarme en el espejo y no verte allí, sino verme, y apreciarme a mí al trasluz de mis errores y contrastes.
Es encontrarse corriendo en un bosque, sin dirección alguna.
Comprender que ahora eres dueño de tu propia suerte, así como las hojas que oscilan bajo la luz de la luna.
Petricor es un aroma en mi piel que me indica que no importa el calor extenuante, ni si arde este manantial,
O si brilla grande y añorable tu fuego forestal.
En este preciso instante:
Soy libre de tu recuerdo en el alivio de esta lluvia torrencial.
Excelente.
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