sábado, 17 de junio de 2017

Marienna Lizt


Caminaba entre las demarcadas líneas del antiguo muelle.

Sonreía. Descansaba. 

En silencio, y con presteza, se deleitaba. 


El mar era su sueño, el horizonte su frontera. 


Su ondeando cabello evocaba la felicidad. 

Su solo nombre era una oda a la virtud, un himno a la alegría:

Marienna Lizt. 


Marcaba un predecente de paz.

Y solamente era, era feliz. 


Era real. 

Era arte. 

Era natural. 

Eso era, si. 


Invoca a mi infancia en una mirada. 

Señalada por los astros como la indicada

Para aquellas aguas, en aquel día, en aquel área. 


Y, una con la brisa, fue llevada a lo desconocido. 

Caminó. Solo caminó. 

Entre la arena, las estrellas y su cielo. Caminó. 


Seguí las pisadas, busqué entre la arena aquella infantil mirada. 

Y hallé océanos, y recuerdos.

Hallé olas, y memorias. 


Hallé perlas, hallé. 

Pero Marienna, ondulando por su natural ser, 

Destellando danzó hacia el vaivén. 


Una con el paisaje, 

Lizt abrazó sus sueños, encontró sus fronteras,

Halló su horizonte... 


Y fue feliz. 

Entendida, y libre. 

Así fue Marienna Lizt. 


En las demarcadas líneas me senté, y reí. 

Pude verle, sonrojada, dichosa, y sonreí. 

Eso inspiraba, eso era:


Era Marienna, 

En la brisa, en la arena. 

En los muelles, sus líneas, y en las mareas. 


Siempre tan feliz, 

Simplemente así. 

Así era mi queridísima Lizt. 

1 comentario:

  1. Hay frases de un verso que simplemente te sumergen a continuar leyendo y esperas a que nunca acabe el poema

    "Caminó. Solo caminó.
    Entre la arena, las estrellas y su cielo. Caminó.
    Seguí las pisadas, busqué entre la arena aquella infantil mirada"

    Felicitaciones José!! Espero poder seguir leyendo escritos que sean capaces de envolverme en el desarrollo del pasaje..!!!!!

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